No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas adyacentes empezaron a discutir. Ésta fue la primera discusión seria que tenían después de 40 años de cultivar juntos hombro con hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes de forma continua. Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos, hasta que explotó en un intercambio de palabras amargas, seguido de semanas de silencio. Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis. Al abrirla, encontró un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días", dijo el extraño, "quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso". "Sí", dijo el mayor de los hermanos, "tengo un trabajo para usted”. Mire al otro lado del arroyo aquella granja, ahí vive mi vecino, bueno, de hecho es mi