La condición de posibilidad del desarrollo integral humano está en la fluidez entre exterioridad e interioridad, es el movimiento vital de todo ser, proceso bidireccional que se alimenta recíprocamente. La clase de religión también tiene como finalidad ofrecer aquellos espacios y tiempos necesarios para poder acompañar en este proceso que consiste en reconcentrarse para irradiar.
Atender a nuestro interior es estar en contacto con nuestro propio centro, nuestro eje vital y punto nutricio, es un despertar y descubrir que todos tenemos un tesoro, un potencial y una fuerza interior para gestionar positivamente las situaciones de la vida y construir entre todos un mundo mejor.
La educación de la interioridad es el proceso de toma de conciencia, reflexión e interiorización de aspectos relativos a las diferentes dimensiones de la persona: social, corporal, psíquica y espiritual. Este proceso facilita su integración y unificación de forma armónica y permite caminar con pasos sencillos hacia:
- La plenitud de lo humano, la propia y la de los demás.
- La apertura a lo sagrado (misterio, espiritualidad, dimensión profunda).
- Sentir el lazo con la Trascendencia.
A continuación proponemos el siguiente enlace para profundizar en la educación de la interioridad:
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